Un granjero compra varios cerdos con la intención de que
estos críen. Después de varias semanas se da cuenta de que ninguno de los
animales se queda preñado y llama al veterinario.
El veterinario explica al granjero que debería probar la
inseminación artificial. El granjero no tiene ni la más mínima idea de a qué se
refiere el veterinario, pero no queriendo parecer un ignorante tan solo le
pregunta cómo sabrá cuándo los cerdos se han quedado preñados. Este le explica
que los cerdos dejaran de pasearse por el corral y se quedarán tumbados en el
barro.
Después de colgar el teléfono el granjero se queda un rato
pensando en lo que le ha dicho el veterinario. Llega a la conclusión de que
inseminación artificial significa que el mismo debe inseminar a los cerdos. Así
que los carga en su camioneta se los lleva al bosque y practica el sexo con
todos y cada uno de ellos.
A la mañana siguiente se levanta y se va a ver a los cerdos.
Viendo que se siguen paseando por el corral los vuelve a cargar en la camioneta
se los vuelve a llevar al bosque y vuelve a practicar el sexo con todos. Esta
vez dos veces con cada uno.
Al día siguiente se encuentra con que los cerdos se siguen
paseando por el corral como si tal cosa. El granjero piensa que es necesario
esforzarse más en la inseminación. Resignado se los lleva al bosque otra vez y
se pasa todo el día practicando el sexo con ellos. Cuando llega a su casa está
exhausto y se queda dormido nada mas echarse en la cama.
A la mañana siguiente todavía esta tan cansado que no puede
ni levantarse. Le pide a su esposa que vaya a ver a los cerdos y que le diga si
estos están echados en el lodo.
-Pues no -dice la esposa cuando vuelve- es muy
extraño, están todos subidos en la camioneta y uno de ellos está tocando el
claxon.
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