En los años previos a la desintegración, Yugoslavia estaba compuesta por seis repúblicas federales (Serbia, Croacia, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro y Macedonia) y dos provincias autónomas (Kosovo y Vojvodina). Las tensiones entre las diferentes etnias y nacionalidades que habitaban el país habían estado aumentando desde la muerte del líder comunista Josip Broz Tito en 1980.
A finales de la década de 1980, los líderes políticos de las repúblicas comenzaron a cuestionar la autoridad central de Serbia y del gobierno federal. Esto se agravó en 1991, cuando Croacia y Eslovenia declararon su independencia. Serbia, liderada por Slobodan Milošević, respondió con la violencia y las guerras civiles estallaron en Croacia y Bosnia.
La Guerra de Bosnia, que tuvo lugar entre 1992 y 1995, fue uno de los conflictos más brutales y sangrientos de la desintegración yugoslava. La guerra finalmente terminó con la firma del Acuerdo de Dayton en 1995, pero Yugoslavia ya se había disolvido y se había convertido en varios estados independientes.
En resumen, la desintegración de Yugoslavia fue el resultado de una combinación de factores políticos, económicos y nacionales, incluyendo tensiones étnicas, conflictos políticos y la falta de una autoridad central fuerte y efectiva.
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